Hagamos un pacto de hermandad entre nosotras mujeres; un pacto para apoyarnos unas a otras, como hermanas y amigas.

Eliminemos la competencia entre nosotras y evitemos así todas las emociones tóxicas que crea.

Reconozcamos que cada una de nosotras pasa por retos similares y está sometida a las mismas problemáticas sociales por el hecho de ser mujer.

Compartamos el mismo ideal y trabajemos por alcanzar un mismo objetivo: un mundo justo donde todos y todas pueden alcanzar su felicidad y realizar su potencial.

Honrar nuestra sororidad es un paso fundamental para nuestro empoderamiento y prosperidad. Estar rodeada y apoyada por mujeres es una experiencia muy valiosa y poderosa que te da esa sensación de libertad de ser quien eres como mujer, sin importar de dónde vengas, cómo te ves, acerca de qué te gusta hablar, qué te gusta escuchar, qué libros te gusta leer. En realidad, es un sentido de hermandad que hemos anhelado por mucho tiempo.

¡Deja que la meta nos una!