¿Qué piensas cuando lees la palabra «Feminidad»? Rosa, dulce, suave… y tal vez… ¿débil? No serías la primera, y desafortunadamente, tampoco la última. La feminidad tiene una reputación complicada y la culpa de esto no recae personalmente de nadie. Es el resultado del mundo patriarcal en que vivimos, que ha etiquetado nuestra naturaleza emocional como una debilidad que debe ser reprimida y rechazada.

Sin embargo, veamos las cosas de manera diferente. Simplemente observando el estado de la sociedad actual, ¿no crees que el mundo necesita más sensibilidad, más ternura y más capacidad para mostrar su vulnerabilidad y admitir errores? ¿Más compasión? ¿No estarías de acuerdo en que el mundo está desequilibrado en este momento, que la codicia ha gobernado durante demasiado tiempo, reduciendo la calidad de vida para la mayoría de nosotros?

La sociedad actual se basa en la competencia, la independencia y el impulso por el logro, todas ellas cualidades útiles para lograr grandes hazañas. Sin embargo, cuando no hay una perspectiva más amplia, más allá de uno mismo y cuando no hay una conexión emocional con los resultados de las acciones de cada uno, la codicia se hace cargo, y el resultado es lo que tenemos ahora: desigualdad, explotación, destrucción ambiental, pobreza y caos.

Esa perspectiva más amplia, reconociendo que, después de todo, somos seres interdependientes y la conexión emocional mencionada, representan el espíritu que abarca lo Femenino y es la necesidad del día traer esas cualidades al mundo y detener el destructivo camino en el que estamos.

Para ser claro, no hay nada de malo en las cualidades masculinas de independencia y competencia, siempre que se modere con compasión y se reconozca que tenemos una responsabilidad más allá de nosotros mismos. Es lo masculino desequilibrado, es decir, la falta de equilibrio entre lo masculino y lo femenino, lo que está causando estragos y por lo que todos sufrimos.

¿Y quién dará un paso adelante para crear este equilibrio y restaurar lo femenino en su gloria total? Somos nosotras, hermanas! Depende de nosotras expresar nuestra feminidad y nuestras cualidades femeninas en el mundo, sin reservas; apreciémoslas y valorémoslas, exploremos cómo podemos exteriorizarlas cada vez más y utilizarlas de la manera más beneficiosa para nosotras y para la sociedad en general.

¡El mundo nos necesita!