Pedagoga, diplomática y escritora chilena; Vicuña, Chile, 1889-1957

 

Representante icónica en el ámbito de la educación y literatura, acreedora al Premio Nobel de Literatura en el año de 1945, siendo la primera mujer de Iberoamérica en obtenerlo.

 

De orígenes modestos, pero con un ávido deseo de superación, inicio como maestra de educación secundaria en su país natal, donde llego a ser directora de una escuela; se adentró en el mundo de la poesía, escribiendo la obra “Los sonetos de la muerte” resultado del dolor de perder a su novio por un suicidio, corría el año de 1914, donde firmo con el seudónimo Gabriela Mistral (formado a partir de dos autores admirados, el italiano Gabriele D'Annunzio y el poeta provenzal Frédéric Mistral).

 

Su nombre real era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga.

Dejo su país para trabajar en México, donde fue invitada por el gobierno a colaborar en la reforma educativa de Jose Vasconcelos; fundo una escuela con su nombre y participo en la apertura de numerosas bibliotecas públicas; siguió escribiendo obras con poemas infantiles como “Rondas de niños” en 1923, y escritos de connotación feminista que plasmaban la realidad de ese tiempo como “Lecturas para mujeres” en 1924.

Cuando termino su trabajo en México, vivió en Europa y después en Estados Unidos y en 1926 ostento el cargo de Secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones, a la par escribía artículos para una revista de su país natal y daba conferencias en Estados Unidos sobre el desarrollo cultural de aquel país.

En 1925 es nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza) y asiste a distintos congresos por Suiza. En 1928 representa a Chile y Ecuador en el Congreso de la Federación Internacional Universitaria en Madrid, y trabaja en el Consejo Administrativo del Instituto Cinematográfico Educativo de la Liga de las Naciones, en Roma (Italia).

Durante la década de los 30, da clases en Estados Unidos en las escuelas Bernard College,  Vassar College y en el Middlebury College. También viaja por Centroamérica y Las Antillas y colabora con las universidades de Puerto Rico, La Habana y Panamá. En 1933 es nombrada cónsul de Chile en Madrid, y en 1934 se la nombra hija adoptiva en Puerto Rico. Durante este periodo como embajadora, viaja por Lisboa, Guatemala, Francia, Brasil, Estados Unidos, México e Italia. 

En 1938 aparece su libro de poesía «Tala» publicado en Buenos Aires, dedicado a los niños españoles víctimas de la Guerra Civil. 

Para el año de 1945 gana el premio Nobel de Literatura otorgado por primera vez a una mujer de habla hispana; el Premio Nacional del Literatura en su país en 1951, Chile; y se dedica a la diplomacia hacia la última recta de su vida, cuando en 1953 es nombrada cónsul en Nueva York y también delegada de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Gabriela Mistral fue un exponente de la mujer incansable, segura de sí misma, que vivió sin temor a cruzar fronteras, compartiendo su conocimiento y su amor por la educación y literatura, demostrando amor por los niños, por la pareja; dando signos de empoderamiento femenino y definitivamente merece la pena conocer su legado.