Cantante costarricense, naturalizada mexicana; San Joaquín de Flores, Costa Rica, 1919-2012

 

Chavela rompió con todos los estereotipos de lo que es y debe hacer “una buena mujer”; para el tiempo en el cual ella nació y se desarrolló, era mal visto una mujer que usara pantalones, que se cortara el cabello, portara una pistola; así como el renunciar a una vida tradicional de una mujer de la época: casada, con hijos y dedicada al hogar, desde pequeña vestía como niño, y sus padres se avergonzaban de ella, ocultándola cuando recibían visitas, y luego del divorcio de estos, fue criada por sus tíos.

 

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano siempre supo, desde muy joven que lo que quería ella era salir al mundo sin que la detuvieran nada ni nadie, desde los 8 años comenzó a cantar y a los 14 ya hacia sus primeras incursiones en su natal Costa Rica, al cumplir sus 17 años partió a México en un acto de independencia y con el afán de hacer lo que más amaba: Cantar. Tanto así, que se convirtió en uno de los máximos exponentes de la música regional mexicana.

Su imagen se la debemos a su creación para salir a cantar a un importante club de alta sociedad mexicana, donde Isabel salió en su primera actuación: vestida y maquillada como mujer con cabello largo, suelto y un vestido, tan no era ella misma, que tropezó en el escenario; al día siguiente se cortó el pelo, se puso un pantalón, un poncho y el público quedo anonadado y mudo: Nace Chavela Vargas.

En sus años gloriosos convivía con personajes como la inigualable pintora Frida Kahlo y su marido el no menos importante muralista Diego Rivera. Hacia mancuerna con el compositor Jose Alfredo Jimenez, y también con Agustin Lara, era amiga del escritor Juan Rulfo, canto en la boda de la actriz icono de Hollywood Elizabeth Taylor y amaneció un día junto a otro icono de Hollywood: Ava Gardner… Si, Chavela era lesbiana, y según conto ella: Amo mucho.

La canción “Macorina” la catapulto a la fama de aquellos ayeres, Chavela contaba: «Era una mujer guapísima. Negra mezclada de china. La vi y me quedé muda». Era La Macorina. Chavela Vargas la conoció en La Habana bajando «de un coche blanco» y jamás olvidó «sus ojos rasgados y su pelo fiero». La cantante recuerda la deslumbrante belleza de la cubana que da nombre a una de sus canciones más populares. Así como también están “La Llorona”, “Piensa en mí”, “Paloma Negra” y varios éxitos más.

Chavela vivió toda su vida con ilimitada intensidad, tanto así, que su gusto por el tequila, la llevo a un alcoholismo que la sumió en un abismo en unos 10-15 años de su vida, donde desapareció de la escena musical y se supo poco de ella… Pero luego de esta etapa oscura, viene un renacer en su carrera musical y recibió numerosos reconocimientos en la última etapa de su vida, como lo fueron: Dama gran cruz de la orden de Isabel la Católica, año 2000, Grammy Latino en el año 2007, Huésped de Honor de Buenos Aires Argentina, por mencionar algunos. De la mano del director y cineasta Pedro Almodovar, tuvo múltiples presentaciones en España, que le dieron fama mundial por ahí en la década de los 90’s, donde también colaboro en múltiples ocasiones con Joaquin Sabina y Álvaro Urquijo. Posteriormente se reconcilio con su país natal, Costa Rica dando un magno concierto en el Teatro Nacional de San Jose; así como también un multitudinaria presentación en el Zócalo de la Ciudad de México a mediados del 2001.

Durante el 2009, fue nombrada como Ciudadana Distinguida, por el gobierno Mexicano, con motivo de su aniversario número 90. Para el mismo año, publico su libro autobiográfico llamado “Las Verdades de Chavela”, hecho a modo de entrevista, con un rotundo éxito en ventas. Continuo trabajando hasta el último año de su vida, el 2012, donde lanzo su último disco titulado “Luna Grande”, tuvo gira por España, donde su salud mermo, y sufrió un cuadro de taquicardia y fatiga, espero a recuperarse para volver a México, su país por decisión, que la vio morir el día 5 de agosto, con fallas crónicas de sus órganos vitales como pulmones, riñones y corazón. 

Desde ese día, paso a la inmortalidad la “Dama del poncho rojo”. Descrita perfectamente por Joaquin Sabina en su canción homenaje a ella “Por el Bulevar de los Sueños Rotos”, donde las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas, y las escribe un tal Jose Alfredo…